Según Hernández (1976) resalta que tres condiciones son necesarias para obtener una producción eficiente en el trópico a saber: la habilidad de reproducción de las hembras, la habilidad de los animales de sobrevivir en el medio y una tasa de crecimiento adecuado a las condiciones del medio. El Romosinuano posee una de estas cualidades en grado sumo: su alta fertilidad. Al respecto según Pinzon (1981) indica que Escobar (1940) encontró que el 79% de las vacas entraba en calor antes de los 60 días después del parto, y el 92% antes de los 69 días, y que la gran mayoría de las vacas se daba entre los 40 y 49 días después del parto.
Hernández (1970) reporto que de 1385 observaciones tomadas en 677 vacas el intervalo entre partos fue de 373,6 días en promedio, siendo que el 54,3% de los intervalos mas cortos de 365 días.
Ossa (2004) al analizar los datos sobre parámetros reproductivos de la raza Romosinuano entre los años de 1980 al 2001, encontró una eficiencia reproductiva del 85,3%; siendo que el 66% de las hembras presentaban una eficiencia reproductiva superior al 80%. Dentro del mismo estudio se reporta una edad al primer parto de 38,2±0,14 meses y un intervalo entre partos de 433,60±3,69 días; y con heredabilidades de 0,16 ± 0,086 y 0,05 ± 0,04, respectivamente; lo que indica que estas dos caracteres son afectados mas por factores ambientales que genéticos.
Según Raun (1969), la población bovina de un país o región puede ser duplicada en 5 años cuando el porcentaje de natalidad sea del 80%. De los anteriores trabajos demuestran el potencial reproductivo de la raza Romosinuano, característica que se manifiesta en las otras razas criollas y de allí la importancia de estas en el repoblamiento bovino, política actual del gobierno nacional de incrementar la población bovina en 20 años.
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